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14/06/2021

La Rueda

La rueda se constituyó como un espacio donde compartir las inquietudes sobre las nuevas tareas, promoviendo una mayor escucha y empatía entre lxs integrantes del equipo.

Región: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

Lugar y población: Centro de Salud y Acción Comunitaria N°12, perteneciente al Área programática del Hospital de Agudos Dr. I. Pirovano

Contexto y Problema que motivó el desarrollo de la experiencia: El sistema sanitario se caracteriza por una enorme fragmentación y una creciente especialización, lo que conlleva a un abordaje insuficiente de los procesos de salud-enfermedad-atención-cuidado. Estos factores operan como obstaculizadores a la hora de desarrollar trabajo en equipo. Sumado a esto, la irrupción de la pandemia produjo un fuerte impacto en el sistema sanitario, afectando particularmente el espacio de trabajo y la tarea de lxs profesionales. En el CeSAC N°12, ubicado en la zona norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se implementó una refuncionalización que supuso la asignación de nuevas tareas para lxs profesionales, reforzando fuertemente las relacionadas a la prevención, diagnóstico y seguimiento del Covid-19. Además, se implementaron protocolos de trabajo que implicaron la división del equipo en dos grupos que alternaban su presencialidad semanalmente en el efector. Los mayores desafíos fueron la conformación de criterios comunes en torno a la función del centro de salud en este contexto, la organización de la tarea y el fortalecimiento del trabajo en equipo. Ante esto, desde la RIEPS consideramos necesario construir un espacio para poner en palabras nuestras afectaciones y repensar cómo nos adaptábamos a estos desafíos. Así, pusimos en marcha un dispositivo que denominamos “La Rueda”, con el que iniciábamos o finalizábamos cada jornada de trabajo.

Objetivo: Construir un espacio de escucha y circulación de la palabra al interior del equipo de la RIEPS que permitiera tramitar las ansiedades generadas a partir del nuevo escenario signado por la pandemia y la emergencia sanitaria.

Acciones realizadas: – Realización de una reunión virtual, al cierre o inicio de cada jornada laboral, entre lxs integrantes del equipo presencial y lxs integrantes que trabajaban en sus domicilios. – Intercambio de las prácticas realizadas y de los impactos subjetivos de la tarea. – Elaboración de ansiedades mediante la búsqueda de integración entre lo que se piensa, se hace y se siente. – Reflexión sobre la práctica como una herramienta necesaria para la planificación estratégica en un contexto volátil.- Adaptación creativa de las intervenciones preventivo-promocionales al contexto de pandemia.

Logros obtenidos y Principales facilitadores de la experiencia: La rueda nos permitió elaborar las ansiedades relacionadas con los desafíos que supuso la emergencia sanitaria. Se constituyó como un espacio donde compartir las inquietudes sobre las nuevas tareas, promoviendo una mayor escucha y empatía entre lxs integrantes del equipo. El proceso reflexivo que tuvo lugar en las ruedas favoreció la adaptación a los nuevos escenarios laborales, sin perder de vista los límites y alcances de nuestro rol. Así, pudimos fortalecer nuestra dinámica de trabajo en equipo, generando mayores niveles de confianza y coherencia en relación con la práctica. En suma, la rueda resultó un espacio fundamental para centrar al equipo en la tarea en un contexto en donde ésta se redefinía constantemente. Entre los factores facilitadores, se destaca el posicionamiento del equipo respecto del reconocimiento de la importancia de las prácticas preventivo-promocionales desde una concepción integral de la salud. Desde allí fue posible problematizar y disputar la asignación de nuevas tareas, haciendo foco en las estrategias de cuidado y de promoción de la salud. Otro facilitador fundamental consistió en la trayectoria y reconocimiento de la potencialidad del trabajo en equipo, lo que generó las condiciones para que la rueda se adoptara como una herramienta útil y necesaria.

Condiciones o factores obstaculizadores de las actividades: La implementación de un dispositivo como La Rueda supuso poner en juego afectaciones y malestares propios del contexto que estábamos atravesando. Esto generó algunas resistencias debido a que implicaba ir más allá de la tarea y poner en palabras cómo nos sentíamos ante este nuevo escenario. Asimismo, la división del equipo en dos grupos y las nuevas tareas asignadas, requirió de mayor organización y disponibilidad para sostener sistemáticamente el espacio de la rueda, lo que muchas veces se vio interrumpido por diversos emergentes.

Análisis de la experiencia – Principales aspectos a destacar: La emergencia sanitaria trajo aparejada nuevas prácticas que impactaron en la cotidianeidad laboral de todxs y, particularmente, de lxs profesionales de salud. En nuestro caso, la refuncionalización implicó que tuviéramos que desempeñar tareas de mayor exposición al virus y para las que considerábamos que no contábamos con suficientes conocimientos. Este escenario desencadenó sentimientos de inseguridad, incertidumbre, desconcierto y parálisis al interior del equipo. Si bien enfrentarse a lo desconocido implica una serie de ansiedades que son saludables y forman parte de cualquier proceso de aprendizaje grupal, el contexto actual imponía un aumento en el monto de ansiedad generada y una alta resistencia al cambio. Ante esto, el mismo equipo identificó la necesidad de destinar un tiempo a elaborar estos acontecimientos y fortalecer el proceso grupal para poder asumir los desafíos emergentes. Así surgió la rueda, un recurso metodológico proveniente de la Metodología de los Procesos Correctores Comunitarios (Cucco, 2006). Éste implica que cada integrante del equipo pueda poner en palabras sus ideas, vivencias y sentires en relación con la tarea. Si bien esto no implica obligatoriedad de tomar la palabra, no se interrumpe mientras que hay alguien hablando. De esta manera, se puede participar mediante un silencio reflexivo, elaborativo, y no hablar en la rueda.

La implementación de la rueda facilitó la circulación de la palabra, la participación y la reflexión sobre diferentes aspectos relacionados con la tarea que quedaban en un plano latente. La generación de un encuadre respetuoso y ordenado para circular la palabra favoreció la escucha activa. La vivencia compartida y el desarrollo de lazos de confianza, permitió construir un espacio de identificación y empatía, lo que fue valorado positivamente por lxs integrantes del equipo. Esto ayudó a que la rueda se sostuviera en el tiempo y resultará en un recurso metodológico que permitiera recoger y trabajar emergentes grupales. Esto devino en un proceso de trasnversalización en la toma de decisiones y consolidó el trabajo en equipo. La Rueda hizo posible la explicitación de lo implícito, mediante la elaboración de las ansiedades, inquietudes y sentimientos de cada integrante del equipo en relación a las nuevas tareas. Esto favoreció un proceso de resignificación de nuestro rol y nuestras prácticas. Así, se pusieron en marcha estrategias de intervención que se adaptaban creativamente al nuevo contexto y garantizaban el abordaje de las áreas sustantivas con las que ya veníamos trabajando, como salud sexual integral, envejecimiento activo, construcción de hábitos saludables, entre otras. A su vez, es destacable el sentido estructurante que generó la rueda en relación a la jornada laboral. Según se realizara al inicio o al finalizar el día, favorecía el ingreso a la tarea, mediante la división de roles y actividades, o bien el cierre de la misma, delimitando el espacio personal y el laboral para quienes trabajaban desde sus domicilios. Finalmente, estos factores facilitaron la construcción y apropiación de la rueda como un dispositivo de cuidado del equipo, lo que operó también como un espacio de contención personal en medio de las adversidades que presentaba el contexto.

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